Tu mano... en mi espalda
Amor ¿puede ser? No lo sé.
Quizás mañana.
Despierto y estás ausente,
me evado en misterios de luna.
Busco una esperanza.
De día recuerdo promesas calladas.
Al atardecer, cuando el sol se acaba,
tu piel, cuero fibroso, protege mi alma.
Tu brazo en mi espalda; cinturas... opuestas.
Pasos que doy, mi mano en tu rostro.
Mirada profunda.
Fluido de vida que derrama savia.
Camino de nuevo en el alba encendida.
aunque esa luz que atisbo,
soplo victorioso,
me resulta extraña.
Tu mano me enlaza y, haciendo un requiebro,
exhausta abandono el camino de hielo, perlado de escarcha.
En el resplandor de esta madruga,
cuando el rocío lava excesos de almohada,
tu mano en mi espalda calienta mi alma.