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Lamia y Humano

Lamia y Humano

La nostalgia que ha sacado a Lamia de su letargo esta mañana discurre pareja al arroyo junto al que peina sus largos cabellos. Con cada pasada, el peine de hueso que acaricia su melena deshace las hebras en dulces cascadas de seda. El rumor del agua, que acompasa sus movimientos, se desliza entre las hojas haciéndose hueco a través de los cúmulos verdes de musgo aferrados a la roca.

 

Lamia inclina su cabeza tratando de captar el lejano murmullo de las hojas más altas de las hayas que guardan sus secretos. Las esquirlas de aire que traspasan los haces de luz hablan de una historia que aún está por llegar. El bosque entero, en complicidad con el viento, desvía los rumores creando en torno a Lamia una corriente circular preservándola del resto.

 

Pero Lamia espera a su Humano. En los lejanos años de su despertar, Mary le habló de un futuro incierto, poblado de seres ajenos a su naturaleza. Un lugar en el que todo le resultaría extraño y para el que volvería a nacer a través del amor.

 

Mientras Lamia deja el peine sobre la roca y juguetea con sus dedos en la espuma que el agua crea al pasar sobre las hojas, éstas palidecen tras su paso, en simbiosis con la roca, sirviendo de lecho al arroyo que discurre en un viaje hacia otro mundo.

 

Poco a poco el aire cambia permitiendo que el viento susurre en su oído ecos lejanos. Un rumor de pasos temerosos que se adentran en la espesura viene a mezclarse con un suspiro hondo y profundo. Lamia alza sus ojos hacia esa estela de olor desconocido que penetra la espesura como un dardo que busca su diana. Tan cerca y tan intenso que Lamia estira sus dedos, tratando de asir lo imposible. Tan cerca que la luz que le precede casi la ciega. Pero Lamia, junto al río, vuelve a peinar sus cabellos.

 

La foto, que me ha inspirado (y mucho), es de Miguel Ángel Latorre

11 comentarios

Le Mosquito -

Hola, Lamia:
Disculpa que use esta entrada que aún no he leído -acabo de regresar de viaje y estoy cansado- para contestar a lo que me preguntaste en mi cuaderno.
El poema no es mío. Lo adopté para grabar en la mesa, y luego lo he publicado en Le Mosquito citando a su autor y a la traductora, por lo que no sería yo quien tendría que dar permiso para su uso, aunque creo que publicar el poema, si es a lo que te refieres, no será inconveniente ni disgusto para nadie, siempre que se cita a su autor y traductora -no a mi, que no me corresponde-.
Un abrazo. Nos "vemos".
:)

Lamia -

Este fin de semana he podido por fin escuchar el rumor del arroyo...

laMima -

Casi se oye ese rumor del agua, ... precioso.

Lamia -

Lo primero fue la imagen, sin duda. Miguel Ángel es un artista de tomo y lomo, con una gran sensibilidad y muy generoso porque me prestó su foto. Yo sólo me inspiré en ella para construir una pequeña historia.
Bienvenido a mi casa, Amam

amam -

Preciosas las palabras y la fotografía.
No sé que está más inspirado, si las palabras en la foto o la foto en las palabras.

Diego de Rivas -

¡Eres poetisa hasta para definirte! Me encanta. Besitos,

Lamia -

¡Qué halagador! Pero no creas, nada de misterio. Soy transparente como el arroyo junto al que vivo.

Diego de Rivas -

Lamia, desconocía y me encanta la historia y leyendas de Lamia; Generosa, participativa, amena, conversadora y envuelta en misterio. Ahora sé algo más de tí. Gracias.

Besos,

Lamia -

Muchas gracias Abedugu y Sofi. Me alegra saber que os ha gustado porque la verdad es que tengo muy poco tiempo para escribir y cuando lo haga me encanta saber que soy capac de conseguir que mis historias llegan al que las lee.

Sofia -

Me gustan las alegorías que utilizas en la narración, es preciosa. Un saludo

Abedugu -

Gracias por tu visita.
Me gustó este relato pues me gusta mucho la mitología.
Un saludo