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Sin esperanza

 

Hacía días que no visitaba el blog de Luisa y he encontrado una perla que describe muy bien mi estado de ánimo actual. En un post en el que se refiere a un libro de Andrés García Inda y Carmen Marcuello, "Conceptos para pensar el siglo XXI", reflexiona sobre la responsabilidad. Trascribo aquí el principio del post que podéis leer en su Pandeoro:

 

Tengo en mis manos un libro titulado "Conceptos para pensar el siglo XXI", coordinado por Andrés García Inda y Carmen Marcuello Servós y publicado por Los libros de la Catarata (2008). No he hecho más que empezar a leerlo, así que no sé exactamente cuál será el grado de acuerdo que tendré con su contenido, pero me encuentro de entrada con un primer capítulo, firmado por el propio García Inda y titulado "Los derechos de Robinson", en el que se toca el tema de la responsabilidad, un concepto que desde hace tiempo me ha preocupado. No son proposiciones novedosas, pero sí formuladas con claridad.

Transcribo unos párrafos:

"De todos modos, no corren buenos tiempos para la responsabilidad: la responsabilidad no es hoy día un valor en alza. Más bien todo lo contrario. Y de ahí que nuestra cultura de los derechos sea una cultura delegante, estatalista, individualista y "robinsoniana" de los derechos. Son derechos sin responsabilidad. Y es que en un mundo burocratizado y tecnocrático, la responsabilidad se difumina y se delega: desaparece. En lugar de ese "Todos somos responsables de todo y de todos", de Dostoievski, lo que impera es el "cada cual que se busque la vida", o el "a mi que me registren". Algunos sociólogos -como Zygmunt Bauman- han señalado algunas formas específicas a través de las cuáles la responsabilidad moral que está en el fundamento de nuestra vida social se difumina, se anula y desaparece. Y en el origen de esa difuminación están hechos que luego nos parecen monstruosos.

 

Luisa ha ilustrado este escrito con el trailer de la película de Alfonso Cuarón "Hijo de hombre". El trailer empieza con esta frase: "No puedo recordar realmente cuándo tuve, por última vez, una esperanza".

 

Así es como me siento últimamente. La reflexión sobre la falta de responsabilidad, unida a esa idea de desesperanza, describe muy bien mi estado de ánimo. Siendo como soy una persona habitualmente acostumbrada a responsabilizarse de sus actuaciones, vivo con el peso de una decisión que tomé hace ocho años y cuyas consecuencias pesan como una losa en mi día a día. Un hombre, al que ya no conozco salvo por sus peores intenciones, se niega a romper el vínculo que le unía mí. No sólo no quiere deshacer el lazo que nos ataba sino que sigue acosándome con sus presiones, prejuicios, censura, control..... Esa situación, que ha determinado mi presente como la marca de fuego que se graba en el flanco de una res, vive pareja a un momento laboral en el que la asunción de responsabilidades no sólo no se valora sino que además se penaliza.

 

Habitualmente un periodo de silencio interior me ayuda a procesar todo estos acontecimientos y a volver a la escena pública con fuerzas renovadas. Sin embargo, las reservas se agotan y, como el petróleo, cada vez se cotizan más caras. Sigo luchando pero el cansancio se apodera de mi y por eso "no puedo recordar realmente cuando tuve, por última vez, una esperanza".

6 comentarios

amam -

No decaigas, hay situaciones y etapas en la vida que uno preferiría borrarlas del todo. Resurge de tus viajes de fin de semana, según dices, como el ave fénix. No permitas que se te apodere la situación, dale la vuelta, relativiza, aunque sea por narices, o como se suele decir, para darle en el morro a quién sea..........(que fácil se dice, ¿verdad?), ¡Ánimo!
Un abrazo

Lamia -

He salido al exterior. He respirado y he cobrado fuerzas en vuestras palabras y apoyo. Gracias a los que escribis, a los que me llamáis, y a los que incluso ofrecéis vuestra ayuda.
Sigo luchando aunque, al igual que en cualquier tarea que emprendemos, hay momentos de debilidad.

sofía -

Intenta oler a hierba mojada. Saldrás con más energía y vitalidad. Un saludo

laMima -

Haz caso a Mamen: siempre hay energías alternativas. Búscalas, seguro que tienes a tu alrededor quien te pueda ayudar.
No pasa nada por flaquear, incluso puede ser hasta necesario, pero sigue buscando ese momento de esperanza que se esconde.
En cuanto a esa persona que ha decidido anularte...poco puedo decir. Me parece tan mezquino que me daría una rabia horrorosa que te rindieras. Y seguro que no tanta como a tí.
Para lo que quieras ya sabes.
Besos mil.

Lamia -

Muchísimas gracias por tus palabras y por tu visita Mamen. Claro que hay cosas que merecen la pena pero a veces uno pierde fuelle y va quedándose por el camino.

Mamen -

Las reservas se agotan pero existen energías alternativas. ¡Búscalas!El sol es gratuito e inagotable...
Nada ni nadie puede ser causa de que una no crezca, de sentirse anulada. No lo consientas aunque sea profundamente doloroso.
¡Venga esa autoestima!
Seguro que ahí afuera hay más de "cien mentiras que valen la pena"
Mucho ánimo y suerte.
Un saludo