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Supermodelos

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Esta semana ha comenzado en Madrid la Pasarela Cibeles. Varias decenas de supermodelos van a lucir su palmito en unos salones que, en la mayoría de los casos, suponen un desfile de mujeres escuálidas, muy bellas, y en los que lo único que se valora es su capacidad para lucir con gracia una serie de prendas imposibles que ninguna mujer "real" podrá vestir.

 

No quiero caer en la tentación de pensar que esas chicas y chicos no encierran nada más que su atractivo aspecto. Afortunadamente, cada vez son más los modelos que unen a un físico escultural una inteligencia más que aceptable y un buen nivel cultural.

 

Los medios de comunicación llevarán a cabo esta semana la cobertura a la que ya nos tienen acostumbrados mientras otros asuntos más importantes se archivan en la P (de papelera).

 

Por eso, a mi me gustaría abordar el asunto de las otras super modelos. Esas con las que podemos cruzarnos cada día en la calle y que, sin embargo, no concitan el aplauso del público a pesar de lo bien que gestionan sus propias pasarelas.

 

Una de ellas es Elena. Tiene dos hijas, una de las cuales tiene una ligera discapacidad. Cada año, al inicio del curso escolar, se enfrenta a la indiferencia de la administración educativa y al boicot (de forma pasiva más que activa) de los padres de sus compañeros. Su hija no coparte juegos en el patio de recreo con los otros niños ni recibe invitaciones para la celebración de cumpleaños. Es una extraña en un ámbito de incomprensión.

 

Elena comparte puesto destacado en mi ranking particular con Inma, que también lucha por conseguir par su hija espacios de integración que contribuyan al desarrollo personal y educativo de su pequeña.

 

Es una supermodelo también María Jesús que, a sus 42 años, lucha por vencer un cáncer al que, de momento, le saca ventaja. Junto a ella, una fiel amiga navarra, que ha renunciado a la convivencia con su propia familia para compartir el duro camino hacia la curación que maría Jesús emprendió hace un año y del que todavía le queda una parte por recorrer.

 

Es una supermodelo también Maite, que durante veinte años renunció a una alimentación adecuada, saltándose todos sus almuerzos, para poder desarrollar su trabajo en un tiempo record y llegar a tiempo de recoger a sus hijos cuando salían del colegio y ayudarles en sus tareas.

 

Admiro también a María Paz que, después de quedarse viuda con tres hijos pequeños, consiguió no sólo sacarlos adelante y prepararlos para el mundo sino también imbuirles de una serie de principios y valores que han hecho de ellos personas buenas y honestas.

 

Y supermodelos son, por supuesto, todas esas mujeres a las que un "super hombre" ha abandonado o sometido y, sin embargo, han sido capaces de sobreponerse a situaciones tremendamente duras y difíciles "rehaciendo su vida" (odio cuando los hombres piensan que ese concepto significa pasar a depender de otro macho) y empezando una nueva aventura personal.

 

A todas ellas quiero dedicar este post que ni saldrá publicado en los periódicos, ni lo emitirán las televisiones en prime-time.

 

La foto es de Fernando Botero

5 comentarios

Lamia -

Eso es que tu me miras con buenos ojos...

miguel angel -

No saldrá publicado y no veo mucha tele pero si te leo...
Tus trajes SIEMPRE te han sentado bien, bueno eso me perece al menos. Bss.

Lamia -

Reikiaduo, seguro que no lo "soporta"... Pero que bueno que conoces a una de ellas... Es una suerte.

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Mi traje se asemeja más a las estatuas de Botero que a las niñas de Cibeles. Pero, ¿sabes?, ahora sí que estoy encantada con él.
Un besote.

laMima -

Me dejas sin palabras. Gracias.
También merece una pasarela quien sabe mirar a su alrededor y reflexiona sobre las cosas. Y las valora.
Seguro que tu también luces bien tu traje.
PD A mi también me encanta Botero.

reikiaduo -

Me encanta Botero

Y estoy casado con una super-modelo de esas que tu cuentas que anda soportando en gran parte a su costa emocional y física el peso de una familia de tres hijos, con lo que eso supone aquí y ahora