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Otoño en el hayedo

En medio de la semana, todavía con el regusto de los días de fiesta en el paladar y anhelando ya un nuevo descanso, me voy a permitir -con la aquiescencia de su autor- reproducir aquí un poema de Fernando Sarria . El poeta pone su arte al servicio de un hayedo en otoño.

Como ya he comentado alguna vez, las lamias nos sentimos especialmente cómodas entre las hayas rojiverdes, llenas de fruto antes de perder definitivamente su vestido de hojas.

Como Fernando lo ha escrito muy bien, he querido reproducir aquí un poema de Fernando que me ha gustado especialmente.


 

Quizás el hayedo todavía no lo sepa, pero es otoño,


y pronto esta bruma que lo inunda al alba,

cuando se despereza con el canto de los pájaros del bosque,

será silencio, escarcha, hielo.

En su debe aún posee la luz acumulada del estío,

pero las últimas y hermosas hojas,

naranjas y amarillas,

se llevarán en su viaje

la nostalgia del tiempo pasado.


Así anido yo, en los pequeños remansos de la soledad.

Revivo los instantes cuando tu cuerpo se dejaba acariciar,

mis labios apenas pasaban por tu piel,

te rozaban calladamente y todo volvía a comenzar.


En un largo sendero de placer ausente caen los días,

y son cada hoja de este otoño que me invade

las que me van desnudando de ti.

Tú ya no estás, y te vas difuminando en mi memoria

según pasan ante mis ojos, como nubes, los recuerdos.



6 comentarios

Lamia -

Querido jubi, quédate con la descripción de wikipedia relativa a la figura de la lamia en la mitología vasca. Verás que son seres amables que ayudan a los hombres. Estoy muy lejos de ser un dragón (mejor me iría... ).
Lidia, el poema es precioso pero no es mío. Fernando Sarria es un auténtico poeta cuya página te recomiendo. Muchas gracias por visitar mi casa.
Celebrador, como soy una lamia, me encanta disfrutar del hayedo cuando los humanos os refugiais en el pueblo.

celebrador -

El hayedo de otoño es pura magia, ahora la mayor parte de las hojas han caido y llega un tiempo de espera, quedan, claro, los señoriales abetos con su verde perpetuo entremezclados aquí y allá con las hayas, y queda el barranco ahora con demasiada poca agua, cantando alegremente también en el invierno

El próximo cambio será la nieve y el hielo... otra vez magia en esa escarcha en los hayedos, pero hay que respetar en invierno, andarlo solo en las horas de más sol y dejarlo tranquilo en cuanto la luz mengua

Recogerse entonces en el lugar de los humanos (el pueblo) y respetar los ritmos

Lidia M. Domes -

Bellísimo el poema, asociar otoño con ausencias...

Lidia

unjubilado -

No sabía que era una lamia, pero para eso está internet, lo malo es que hay muchas acepciones, desde el diccionario de la R.A.E. "Figura terrorífica de la mitología, con rostro de mujer hermosa y cuerpo de dragón.", hasta lo que he leido en Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Lamia
¡Que miedo me das!
Un abrazo

Lamia -

Más que sentarme, yo me dedicaría a pasear el hayedo. Empieza a hacer un poco de fresco. Pero a la sombra de las hayas siempre se está bien.
Besos.

Nerim -

Sabes lo que me gustaría?, sentarme bajo la sombra de un hayedo con libreta y boli y escribir mis sensaciones.
Un fuerte abrazo