Otoño en el hayedo
Como ya he comentado alguna vez, las lamias nos sentimos especialmente cómodas entre las hayas rojiverdes, llenas de fruto antes de perder definitivamente su vestido de hojas.
Como Fernando lo ha escrito muy bien, he querido reproducir aquí un poema de Fernando que me ha gustado especialmente.
Quizás el hayedo todavía no lo sepa, pero es otoño,
y pronto esta bruma que lo inunda al alba,
cuando se despereza con el canto de los pájaros del bosque,
será silencio, escarcha, hielo.
En su debe aún posee la luz acumulada del estío,
pero las últimas y hermosas hojas,
naranjas y amarillas,
se llevarán en su viaje
la nostalgia del tiempo pasado.
Así anido yo, en los pequeños remansos de la soledad.
Revivo los instantes cuando tu cuerpo se dejaba acariciar,
mis labios apenas pasaban por tu piel,
te rozaban calladamente y todo volvía a comenzar.
En un largo sendero de placer ausente caen los días,
y son cada hoja de este otoño que me invade
las que me van desnudando de ti.
Tú ya no estás, y te vas difuminando en mi memoria
según pasan ante mis ojos, como nubes, los recuerdos.
6 comentarios
Lamia -
Lidia, el poema es precioso pero no es mío. Fernando Sarria es un auténtico poeta cuya página te recomiendo. Muchas gracias por visitar mi casa.
Celebrador, como soy una lamia, me encanta disfrutar del hayedo cuando los humanos os refugiais en el pueblo.
celebrador -
El próximo cambio será la nieve y el hielo... otra vez magia en esa escarcha en los hayedos, pero hay que respetar en invierno, andarlo solo en las horas de más sol y dejarlo tranquilo en cuanto la luz mengua
Recogerse entonces en el lugar de los humanos (el pueblo) y respetar los ritmos
Lidia M. Domes -
Lidia
unjubilado -
¡Que miedo me das!
Un abrazo
Lamia -
Besos.
Nerim -
Un fuerte abrazo