Más Lamia
En el centro del hayedo, junto al arroyo, Lamia peina sus cabellos. Espera que llegue el sol, ése que trae la primavera y que sin quemar calienta. El ruido de las hojas que cubren el sendero delata a Humano. Y Lamia ha extendido sus dedos, suspirando por un roce tan suave, tan leve, que casi ni lo siente.
La foto, llena de luz azul, viene de aquí.
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carlitos -