El autor del blog "Los Evangelios de la risa absoluta" realizaba días atrás una reflexión sobre el placer de escribir. En el post aludía a una cita de Paco Umbral sobre como él entendía el acto de escribir:
"Escribo por el placer de desaparecer. Es mi forma de transparencia. Todos hemos querido ser invisibles alguna vez. El éxtasis, la levitación. El mundo y la escritura se intercambian reflejos, luces, y yo estoy en medio, entre dos fuegos, desaparecido, sin peso. Escribir es ausentarse. Escribir es perder peso. Un adelgazamiento súbito".
Cuando yo me siento a escribir también tiendo a desaparecer. Quedo anulada en una especie de limbo empañado en el que las ideas se derraman a través de mis dedos, ausente a cuanto me rodea. Mis historias se construyen a medida que avanzan los relatos. Sin un final preconcebido.
Por eso, asumo como propia la idea de que escribir es ausentarse, escribir es perder peso, un adelgazamiento súbito. Y, añado, una liberación para el inconsciente oscuro. Porque las ideas que se vierten sobre el papel acaban siempre empañadas de sentimientos profundos que anidan en el interior. Y expulsarlos me libra de una carga física que determina mi actitud.
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Lamia -
carlos -
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