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lamia

Merece la pena

Durante una larga etapa de mi vida, cada noche, al acostarme, rebuscaba momentos de la jornada tratando de recuperar un solo instante por el que hubiera merecido la pena empezar el día. Siempre he recordado las risas, un abrazo, una palabra, un acontecimiento... Por pequeño que fuera el detalle, hacía que todo lo demás tuviera sentido: sólo por haber sido capaz de disfrutarlo. En toda su intensidad.

 

Casi a oscuras, cuando los escaparates aún no reflejan imágenes, he salido hoy a la calle. Y el agua, que caía en cortinas constantes y espesas, ha teñido de nostalgia un instante anodino. La lluvia traía una cierta añoranza por la tierra en la que ya no vivo y he dejado que el sentimiento anegara mi espíritu como una ola de verano acariciando la arena.

 

A mediodía, tampoco sé muy bien por qué, mientras taconeaba el pavimento de la plaza de España, mi pensamiento ha volado veinte años atrás, cuando por primera vez pisé esta tierra que ahora siento tan mía. Quizá haya sido el color del cielo, de un gris compacto y denso, quizá el reflejo de ponerme los guantes. A lo mejor ha sido ese frío del Norte, que cala los huesos de tal forma que ningún aliento es capaz de ahuyentar. Y mientras, apresurada, acudía a una cita, he reflexionado sobre lo acontecido en las dos últimas décadas. Y no soy lo que fui. El camino ha sido arduo, largo, lleno de obstáculos. Sin embargo, cuando siento... cuando miro lo que de verdad quiero, me gusta lo que hallo. Incluso esas aristas que nunca estuvieron y que, sin embargo, ahora, me protegen.

 

Y después, una comida llena de sentimiento, de cariño. Un encuentro pleno de palabras. De historias. De problemas. De deseos inconfesables. De amores insatisfechos. De dudas. Con alguien a quien quiero mucho. Con esa persona que ha posado en mi regazo una confidencia que pesaba como una losa. Un encuentro, en torno a un poco de pasta y un algo de alcohol, que nos ha ayudado a estrechar unos lazos que van tejiendo una relación sólida y profunda.  

 

Y después, la tarde ha estado llena de risas ligeramente ebrias. Auspiciadas por un sol que brillaba vacilante. Libre de los cúmulos que lo apagaban otros días. Un sol cuyos rayos contribuyen a que las flores, tras la caricia de la lluvia, se muestren con todo su esplendor. Un sol que proyecta su cálido reflejo a pesar incluso del invierno. Un sol que recuerda esas tardes de verano en las que uno languidece contemplando el horizonte. Un sol tan dulce que ahuyenta incluso el frío que llega del Norte.

 

Por todos y cada uno de esos momentos: por el sol que, de las dos, me muestra su mejor cara;  por el encuentro; por las aristas; por la lluvia... Por todos y cada uno de esos momentos... el día de hoy ha merecido la pena.

4 comentarios

Lamia -

Tampoco yo he empezado bien. Me han reventado un tema que tengo preparado para mañana. Pedazo de inútiles... Pero me cambia el ánimo saber que has pasado a visitarme. Un beso enorme, guapa. Y vierte las lágrimas que sean precisas porque eso ayuda siempre a lavar nuestras penas.

Sofi, aunque no lo creas por lo que se deduce de mis escritos, también soy una persona alegre, y feliz. Y enmorada. Y todo ello es lo que compone mi universo, que se derrama en el arroyo junto al que peino mis cabellos. Un arroyo en el que me refugio de una vida compleja, como la de todos, de la que a veces me gusta escaparme un rato para poder soñar despierta.

Te comprendo perfectamente, Estrella. Esa sensación la vivo yo a menudo con mi hijo. No hay nada tan gratificante como la naricilla que asoma por debajo del edredón cuando voy a despertarle. Y ese beso calentito y amoroso que me da antes de asomar el resto de la cara.

Estrella de Mar -

Me ha encantado tu post.

En verdad la felicidad no es más que "ratillos" como este que tu cuentas, sensaciones que a veces no duran mucho, pero que consiguen que el dia valga la pena.

Esta mañana, antes de que el despertador sonara, Estrella se "coló" en mi cama.
Se acurrucó a mi lado como un osito de peluche, tan calentita, con los mofletes colorados...han sido unos pocos minutos, pero me he sentido taaaan feliz!!

Besos y buen día

sofi -

La nostalgia siempre invade tus escritos, has debido vivir mucho, y eso seguramente que también ha merecido la pena. gracias por tus escritos. Un saludo

capycua -

Espero que también hoy sea un buen día. Seguro que lo es. Por el recuerdo del día de ayer y por la sonrisa con algunas lágrimas que me han provocado ahora mismo tus palabras... Y eso que no he oido a tiempo el despertador y ya comienzo algo acelerada ... Seguro que hoy también puede ser un gran día...